La Zona de Interés

Descripción de la publicación.

PELICULAS

5/30/20252 min read

La Zona de Interés (basada en el libro homónimo de Martin Amis) es una de esas películas en las que no pasa nada, y a la vez pasa todo. Una película incómoda, de pocas palabras y demasiado ruido. Un ruido que no se aprecia, que no es molesto pero se vuelve ensordecedor: el sonido constante e imparable de la muerte que se esconde al otro lado.

La cinta cuenta la historia de una pareja alemana que tiene una vida idílica y perfecta junto a Auschwitz: ella, ama de casa, celebra fiestas y cumpleaños en su casa con normalidad. Él, Rudolf Höss, marido y comandante del campo de concentración al que le explican cómo funcionan los hornos sin que se le inmute un solo músculo de la cara, con la frialdad quirúrgica de a quien le explican cómo funciona una tostadora.

Es todo tan simple, tan abyecto y tan horrible que sin pasar nada, se te hace un nudo en la garganta.

Esta película es la cara B, esa historia que nunca nos cuentan las películas. La vida corriente y sencilla de los que miraban hacia otro lado. Un espectáculo de horror constante, tan tedioso que te hace preguntarte cuánto le queda a la cinta, cuándo va a terminar, pero no es el aburrimiento lo que te lleva a ello, es el horror más descarnado de sentir la impotencia hacia una pareja que convierte en normal la mayor barbarie que ha perpetradola humanidad, mancillando así la propia definición de la palabra humanidad.


La Zona de Interés es una de esas películas que se queda contigo, que te resuena en la cabeza y cuyo recuerdo a veces te coge desprevenido. Hoy Auschwitz es un museo, la gente se hace fotos. Hay mujeres que limpian y se ponen los auriculares mientras barren las cámaras de gas.

Todos los horrores acaban convirtiéndose en museo, en un recuerdo de atrocidades que sucedieron en el pasado, quizá para darnos la falsa sensación de que ahora estamos a salvo.